::Zgz:: 75 Aniversario de la Revolución Social

19 de julio: Revivir el espíritu del pueblo
http://aragon.cnt.es/2011/07/19/19-de-julio-revivir-el-espiritu-del-pueblo/

Este 19 de julio se cumple el 75 aniversa­rio de la Revolución Española de 1936. Setenta y cinco años desde aquel verano en que los trabaja­dores se echa­ron a las calles, no sólo para defenderse del golpe de estado propiciado por el fascismo, sino para luchar por su futuro, en el que vislumbra­ban una sociedad distinta basada en la igualdad, la solidaridad y el apoyo mutuo. A pesar del tiempo transcurrido, entre aquella época y la actual se pueden destacar dos grandes similitudes y una diferencia fundamental.

Hoy, al igual que entonces, el gobierno sigue siendo una marioneta de los intere­ses de los podero­sos. En aquel julio del 36, el gobierno republicano se negó a entregar las armas a los trabaja­dores para defenderse aun conociendo la gravedad del golpe de estado, demostrando que temía más al pueblo armado que a los fascistas. Hoy, estos socialistas, como ridículos aprendices de Maquiavelo, ceden al chantaje del poder financiero y legislan para explotar y empobrecer aún más a los trabaja­dores. Entonces, al igual que ahora, los gobiernos siguen sin escuchar al pueblo al que tan indigna­mente representan.

En el verano del 36 también el paro era acuciante, cerra­ban multitud de empre­sas, los sueldos eran de miseria y mucha gente pasaba hambre, algo que esta­mos volviendo a ver de nuevo. El capitalismo de aquel entonces, unido a sus apéndices naturales, ejército –para controlar los cuerpos– e iglesia –para controlar las mentes-, entrevió en la organiza­ción de los trabaja­dores un claro peligro para sus intere­ses, razón por la que no dudó en utilizar­los para masacrar a sangre y fuego al pueblo español. Hoy día, los capitalistas no se llaman ya fascistas sino “merca­dos”, y a pesar de que la clase obrera desilusionada e inerme no supone una amenaza a sus intere­ses, presionan para reducir sala­rios y derechos laborales o eliminar los servicios públi­cos más bási­cos con tal de asegurar sus ganancias en el futuro. Sus ejércitos son accionistas y sus púlpitos los medios de des­informa­ción. Especulando en las bol­sas condenan a la muerte o a la pobreza a millones de personas en todo el mundo o arruinan países ente­ros. Ahora, al igual que entonces, indiferentes al sufrimiento y la necesidad, siguen extendiendo la explota­ción y la precariedad para mantener sus privilegios.

En cambio, la diferencia primordial entre las dos fechas es la conciencia de la clase trabaja­dora. A pesar de muchos años de represión y penalidades, los trabaja­dores en 1936 esta­ban organiza­dos. Los sindicatos esta­ban llenos de trabaja­dores y llenos también de ilusiones. Trabaja­dores y trabaja­doras que no acudían a los sindicatos sólo a conseguir mejoras económi­cas, sino que que­rían otra forma de vida, otra economía, otra forma de relacionarse. Salir de la miseria, pero no sólo de la material, sino también de la espiritual. Y de hecho, lo consiguieron. En medio de la guerra contra un ejército profesional, los trabaja­dores, además de hacerles frente, consiguieron hacer realidad sus aspira­ciones a través de las colectiviza­ciones de los medios de producción que se lleva­ron a cabo tras aquel 19 de julio y que siguen siendo un ejemplo único en la historia mundial.

Hoy, la CNT no sólo se opone al capital y al estado, sino también a la pasividad de los trabaja­dores. La clase obrera del siglo XXI se debate entre el miedo y la desorienta­ción, incapaz de encontrar el sentido del asociacionismo, sin conseguir ver más allá del día en que vive. El individualismo, como herramienta del poder, sigue imponiendo su ley. Muchos trabaja­dores admiran a sus patronos explota­dores, justifican sus atropellos y sueñan con imitar­les para escapar de la miseria.

Romper esa situa­ción es hoy la tarea más importante que tene­mos por delante los militantes de la CNT. Hacer de nuestros sindicatos un lugar en que los trabaja­dores aprendan la solidaridad y el apoyo mutuo, como primer paso para crear una alternativa a esta sociedad injusta y sin sentido. Un lugar que permita conectar el espíritu de los que lucha­ron aquel 19 de julio con los que hoy tienen sus mismos problemas y sus mismos enemigos. Para mostrar­les el anarcosindicalismo como manera de mejorar sus vidas pero también como ética personal y colectiva. Para buscar ese mundo nuevo que seguimos llevando en nuestros corazones.

Porque a pesar de todos los medios de control, la sociedad comienza de nuevo a llenar las calles y las plazas. Hoy igual que ayer, hemos de continuar nuestra tarea sin ceder un ápice en las ideas ni en la práctica, seguros de que la perseverancia y el trabajo con lealtad y honradez han de despertar la conciencia de la clase trabaja­dora y contribuir a revivir ese espíritu del pueblo.

Secretariado Permanente del Comité Confederal — CNT

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