Por eso te proponemos a que te organices, luches o te rebeles, porque es la única vía para conseguir la verdadera liberación de la mujer obrera, pero también la del hombre obrero y la de toda la clase obrera porque no somos simples mercancías más
Que las mujeres sufrimos discriminaciones es un hecho palpable, imposible de contradecir pero, también es cierto que, en estos últimos años estas discriminaciones se han transformado en simples estrategias más provocadas por estos sistemas para conseguir dos de sus múltiples y bastardosobjetivos. El primero es el sentenciar al olvido a las actuales y mismas figuras que murieron asesinadas y antes torturadas en 1908 a manos de esos personajes siempre realzados y consentidos de las pasadas y presentes sociedades; y el segundo, el alcanzar esa ansiado enfrentamiento entre el género masculino y el femenino para desencadenar una especie de guerra de sexos donde el hombre culpe a la mujer y esta al hombre de las tremendas condiciones, tanto sociales como laborales, en que nos vemos sumergidos.
Una grave finalidad que se va agrandando gracias a los miles y opuestos discursos lanzados por los numerosos y diversos charlatanes capitalistas, ofreciendo su incondicional apoyo a estos sistemas. Desde las distintas instituciones religiosas por su insistente pregón sobre la supremacía masculina, digna de ser admirada y venerada por el sexo débil o femenino. Pasando por todas esas voces feministas con su reiterativa fórmula de siempre: el ir adquiriendo más y más poder dentro de la sociedad como único requisito para poner fin a todos los abusos que sufre la mujer, pero siempre enfocando y recayendo en la imagen del varón como el mal amenazante y único culpable de las discriminaciones femeninas. Hasta llegar a unos representantes denominados mayoritarios –UGT y CCOO- que entorpecen o dificultan el camino por las condiciones laborales que pactan y aceptan, ya que promueven la catalogación y división de género en el entorno laboral, repercutiendo en una gran medida al social. En cambio, sí que nos utilizan y sin diferenciación de género, a toda la clase obrera como moneda de cambio para mantener y obtener sus múltiples fines económicos.
¿Cómo vamos a aceptar estas condiciones o mensajes que promueven una igualdad totalmente artificial para los intereses de la mujer obrera? Discursos contradictorios, llenos de una terrible complejidad, que privarán a la obrera de numerosos recursos para que dependa de una sociedad que hasta le impondrá o decidirá cuando deba permitirse el realizar ese instinto tan personal. Pero, ¿no es la maternidad un instinto actualmente declarado como ejercicio de libertad? Entonces, ¿por qué aún se nos criminaliza por no mantener una elevada tasa de natalidad a la que intentan, a base de un despliegue brutal en publicidad y de unas míseras compensaciones económicas, combatir? Mientras disfrutamos o esperamos a que nos florezca ese impuesto y chantajista instinto, nos vemos obligadas a consentir esos cierres de puertas a diferentes puestos o niveles profesionales, bajo la patética e incoherente excusa de la maternidad que, también, nos condena a unas inexplicables y lamentables condiciones laborales. Y todas estas retribuciones, condiciones o necesidades que sufre la mujer obrera, ¿no repercuten en diversas hasta iguales formas o aspectos al hombre obrero?
Somos, tanto el hombre como la mujer de la clase obrera, los únicos y mayores perjudicados de una sociedad dirigida sólo para beneficiar a una determinada clase social; la burguesa que nos mantendrá y nos sentenciará a un estado de esclavitud social y laboral para poder abastecerse de todos sus caprichos capitalistas; donde cualquier iniciativa para solucionar alguna deficiencia exclusiva de la clase trabajadora, se convierte en la oportuna excusa para crear nuevos puestos, nuevos personajes a enriquecer con nuevos gastos o nuevos impuestos solventados –también- por una determinada clase social, pero esta vez, y claro está, por la obrera.
En fin, sólo recordar que somos precisamente nosotros los que podemos hacer desaparecer todos estos demonios capitalistas. Demonios que nos conducen hacia una ferocidad únicamente consumista, a una extinción o empobrecimiento de todos los valores sociales y, a una conciencia de paridad irreal y caduca, pero eficaz para fortalecer sus sistemas con individuos que por medio de torturas o abusos, acaban ostentando cargos representativos de la clase obrera.
Por eso te proponemos a que te organices, luches o te rebeles, porque es la única vía para conseguir la verdadera liberación de la mujer obrera, pero también la del hombre obrero y la de toda la clase obrera porque no somos simples mercancías más, que se compran, se venden o se cambian al gusto del consumidor: el patrón burgués.
CNT de Hospitalet
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