Como era previsible casi desde su instalación, debido a su imposible viabilidad económica, el telecabina de la Expo será finalmente desmontado y engrosará la lista de los cadáveres pos-Expo.
La infraestructura queda, desde el 19 de febrero, oficialmente en desuso, aunque las empresas que la explotan, Aramón y Leitner, no descartan volver a abrirla en momentos muy puntuales. Dos años y ocho meses después de su inauguración, el servicio regular de viajes panorámicos en telecabina, que en la actualidad funcionaba los fines de semana, ya ha desaparecido.
Aunque el contrato aún no se ha rescindido, la UTE Aramón-Leitner recibió la autorización para cesar la explotación del servicio, el paso previo a la salida de la ciudad. La decisión fue inmediata, y ya ha pasado el primer fin de semana sin servicio regular, aunque era raro encontrar algún fin de semana en que se llegara a los 200 usuarios/día en una infraestructura pensada para 6000 a la hora.
Con el cese de la actividad, Aramón y Leitner consiguen al menos frenar la sangría de pérdidas que suponía la telecabina. En las dos temporadas posteriores a la Expo, acumularon casi 4 millones de euros de déficit. Conviene recordar aquí que estas empresas no son enteramente privadas, dado que Aramón está participada un 50% por la DGA, con lo que las pérdidas también repercuten en el bolsillo de todos.
La verdad, no es que fuera un secreto desde el minuto cero, que el telecabina fuera una inversión ruinosa. Nunca ha tenido finalidad alguna como medio de transporte, dado que no comunica nada. Tampoco tiene la suficiente enjundia como para funcionar de reclamo turístico y, además, técnicamente es poco viable, debido a que tenía que interrumpir su servicio en cuanto el viento arreciaba un poco, un hecho de lo más común en Zaragoza.
Durante los últimos meses se había especulado con la posibilidad de que el Ayuntamiento subvencionara el invento, pero el consistorio zaragozano atraviesa una situación ruinosa y no quería arriesgarse a derrochar 2 millones de euros por año. Aún así, el célebre Jerónimo Blasco, responsable de Grandes Proyectos recalcó que «no se cierra la puerta» a que la telecabina pueda volver a abrir en algún momento.
Ahora ya sólo es cuestión de tiempo su desmontaje y eventual traslado a una estación de esquí.
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